Chile ha sido una de las economías de más rápido
crecimiento en Latinoamérica en la última década. Sin embargo, después del auge
observado entre 2010 y 2012, la economía
registró una desaceleración en el 2014 con un crecimiento de 1,9%, afectada por
un retroceso en el sector minero debido al fin del ciclo de inversión, la caída
de los precios del cobre y el declive en el consumo privado. En paralelo el
desempleo ha aumentado, desde el 5,7% en julio de 2013 al 6,6% en junio de
2014.
El déficit fiscal aumentó como resultado de la
desaceleración económica, la disminución de los precios del cobre y los
esfuerzos expansionistas. El balance fiscal del gobierno central pasó de un
superávit de 0,4% del PIB en el primer semestre de 2014 a un déficit de 0,3% en
el mismo período de 2015 debido a la menor recaudación resultante de la débil
demanda interna y la caída del precio del cobre.
La reforma tributaria
aprobada en septiembre de 2014 tiene como objetivo aumentar los ingresos
fiscales en 3 puntos porcentuales del PIB para financiar el gasto adicional en
educación y reducir la brecha fiscal. El elemento principal de la reforma es la
eliminación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT), que es utilizado por las
empresas para aplazar el pago de
impuestos sobre los beneficios que se retienen para las inversiones.
Se espera que el crecimiento se recupere gradualmente a
medida que las expectativas privadas mejoran, aumentando el crecimiento
gradualmente a 3,1% en 2017. Se espera una recuperación lenta para 2015 con el
PIB creciendo 2.2% dado el impulso fiscal en curso, y un crecimiento más
acelerado en 2016 y 2017 como resultado de las políticas monetarias y fiscales
expansivas en curso, la recuperación de la inversión privada y de la demanda
interna.
Chile ha logrado reducciones importantes en los niveles
de pobreza y en el aumento de la prosperidad compartida en los últimos años. La
proporción de la población considerada extremadamente pobre (US$ 3.1 por día)
se redujo del 7.7% en 2003 al 2.0% en 2013 y la pobreza moderada (US$ 5.5 por
día) se redujo del 25% al 8.8% durante el mismo periodo. Además, entre 2003 y
2011, el ingreso promedio del 40% más pobre se expandió en un 4,9%,
considerablemente más alto que el crecimiento promedio de la población total
(3,3%).
Sin embargo, Chile aún enfrenta importantes desafíos. El
responsable manejo macroeconómico y fiscal proporciona una base sólida para
sostener y aumentar su tasa de expansión en el mediano y largo plazo, y lograr
un crecimiento más inclusivo. Pero, a pesar del fuerte crecimiento durante los
últimos 20 años, el ingreso per cápita del país todavía tiene que converger con
el de las naciones de altos ingresos (en 2013 el ingreso per cápita de US$
21,967 estaba todavía muy por debajo del promedio de US $40,992 de los países
de la OCDE[1]). Por otra parte, los desafíos estructurales para impulsar la
productividad y mejorar el acceso y calidad de los servicios sociales deben ser
abordados para un crecimiento más inclusivo. La deficiencia energética y la
dependencia de las exportaciones del cobre siguen siendo fuente de
vulnerabilidad. Gracias a sus reformas estructurales ambiciosas, Chile sigue
siendo un referente latinoamericano de progreso desarrollando políticas
públicas creativas que regularmente son analizadas y estudiadas y que se
convierten en modelos internacionales de buen Gobierno.
GDP per capita, PPP (constant 2011 international $)
http://www.bancomundial.org/es/country/chile/overview
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